
viernes, 22 de enero de 2010
miércoles, 2 de diciembre de 2009

sábado, 14 de noviembre de 2009
Después frotó la cerilla sobre la parte de la caja destinada al efecto y
me la mostró, convertida en una llamarada, entrando en la vida llena de fulgores. Entonces sopló sobre ella y la apagó.
La cerilla encendida emite millares de partículas que estallan y se alejan unas de otras. Cada una de ellas es un mundo aislado y la totalidad de esos mundos constituye el Universo. Y el Universo muere cuando la llama se extingue. ¿Puedes acaso asegurarme que en esos mundos la vida no existe? -Le miré vacilante, sin saber qué responderle-. Si esos mundos existieran, Lobsang, y hubiese vida en ellos, para esa Vida, la duración de esos mundos habría sido de millones de años.
¿Somos «nosotros» solamente una cerilla que prende de pronto? ¿Estamos aquí viviendo con nuestras alegrías y nuestras tristezas imaginando que este mundo no terminará nunca?
Reflexiona todo cuanto te he dicho y mañana seguiremos hablando